Rebeca Cors: mármol en formato cotidiano

Rebeca Cors trabaja justo en ese lugar en el que la escultura se cruza con el objeto cotidiano. Sus piezas no se piensan solo para un pedestal o un museo, sino para convivir con ellas en casa, en un estudio, en un lobby. Vienen de una mirada muy conectada con su país: la diversidad natural, la riqueza cultural y las técnicas artesanales con las que creció y que hoy quiere preservar y reimaginar.

En su estudio nacen totems, mesas, bancos, lámparas y esculturas como la serie Aria, los Neru Totem o el cubo Greca, siempre en ediciones limitadas y trabajadas a mano. Mármol travertino rojo, obsidiana y otros materiales mexicanos se tallan, pulen y ensamblan hasta encontrar una forma sencilla pero muy pensada, que equilibra peso y ligereza, presencia y silencio. Son piezas que se sienten sólidas, pero nada estridentes: están ahí, acompañando.

El cuerpo y la naturaleza están muy presentes en su trabajo, aunque nunca de forma literal. Hay ecos de montañas, cañones, superficies geológicas y también de nuestra propia escala humana: alturas que invitan a apoyarse, curvaturas que dan ganas de tocar, volúmenes que parecen hechos para rodearlos. Esa familiaridad hace que sus esculturas se integren con naturalidad en los espacios, como si siempre hubieran pertenecido a ellos.

Más allá de la forma, el proyecto de Cors es también una forma de cuidar un tejido: todo se produce en México, con manos mexicanas y oficios que llevan generaciones transmitiéndose. No hay producción masiva ni ritmo frenético; hay tiempos de taller, conversación con los materiales y un respeto claro por los procesos. Cada pieza llega a su destino como un objeto cargado de significado, pensado para durar y para crear pequeños momentos de calma en medio del día.

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Lorna de Santos