Leigh Miller: la escultura orgánica que viste la piel

En el universo de la joyería contemporánea, Leigh Miller se erige como una firma que trasciende las convenciones, fusionando la tradición artesanal con una estética profundamente arraigada en la naturaleza. Fundada por la diseñadora Leigh Miller Newman en Los Ángeles, la marca ha capturado la atención de quienes buscan piezas que son tanto arte como accesorio.

La esencia de Leigh Miller radica en su singular proceso creativo. Utilizando la ancestral técnica de la cera perdida, Miller esculpe cada diseño en cera fundida, permitiendo que las formas fluyan orgánicamente antes de ser fundidas en metales como bronce, plata esterlina y oro de 14 quilates. Este enfoque da lugar a piezas que evocan las texturas y formas encontradas en la naturaleza: desde las ondulaciones del agua hasta las formaciones rocosas esculpidas por el tiempo.

La inspiración de Miller proviene de su conexión íntima con el entorno natural. Como ella misma expresa, su proceso creativo a menudo comienza con retiros en la naturaleza, donde la meditación y la observación de elementos como plantas y piedras marinas influyen en sus diseños. Esta conexión se refleja en colecciones que incorporan elementos como piedras semipreciosas y cordones de seda japonesa, añadiendo una dimensión táctil y visual que enriquece cada pieza.

El compromiso de la marca con la sostenibilidad es igualmente notable. Leigh Miller prioriza la producción local en Los Ángeles, utiliza metales reciclados y busca materiales de origen ético, como las piedras solares extraídas y cortadas en Oregón. Además, el estudio recicla y refina los residuos metálicos, y emplea soluciones naturales en sus procesos de fabricación, minimizando así su huella ambiental.

Siguiente
Siguiente

Mes Amies Atelier: el arte de vestir con alma y escultura